Pienso que el voluntariado es un camino doble hacia adentro y hacia afuera, circular y en espiral. En un texto escrito por el subcomandante marcos descubrí que esta idea quizá es comparable con la concepción de un caracol para los mayas, que avanza lento pero firme y con su movimiento hacia dentro y fuera, permite ver al mundo desde la escucha mutua.
Es doble porque primero va hacia fuera, descubriendo los modos de ver el mundo de cada persona, como han tenido que luchar por encontrar un espacio en este planeta que rebosa de injusticia e inequidad, y que al mismo tiempo han logrado desarrollar formas y valores que han permitido la subsistencia de la humanidad, aún en las peores condiciones. Además de reconocer la diversidad y aprender a respetar y valorar al otro.
En segundo lugar, y no menos importante, hacia adentro, cada encuentro devela vivencias y sentimientos propios, te permite conocerte más, cuestionar las actitudes que tomamos ante la vida, ante lo malo, lo difícil o desagradable, y ante lo bueno, lo bello y lo sensible, a ambas caras de una misma moneda que es la vida, y que probablemente sea la más grande riqueza que podamos llegar a tener.
Y finalmente circular, porque es un continuo encuentro, un descubrimiento infinito, pero a la vez en espiral, porque vas caminando esos mismos caminos cada vez con otros ojos, que llevan un bagaje de experiencias vividas que han cambiado nuestro sentir y nuestro mirar, cada vez tienes más herramientas para caminar hacia lo desconocido, y aunque en ocasiones el miedo o la incertidumbre te paralice, una vez que has empezado a caminar, no puedes ni debes detenerte.
Siento que el voluntariado ha sido una escuela de vida, en la que uno nunca he parado de aprender y ha logrado enseñarme las mas grandes y valiosas lecciones de la existencia, es así que este nuevo año de trabajo en Sigvol, acompañando a jóvenes voluntarios y voluntarias que vienen desde Alemania, y están cargados de motivaciones, sueños y aprendizajes distintos, son una parte importante de esta aventura de conocer y conocerse que espero que nunca termine!
Es doble porque primero va hacia fuera, descubriendo los modos de ver el mundo de cada persona, como han tenido que luchar por encontrar un espacio en este planeta que rebosa de injusticia e inequidad, y que al mismo tiempo han logrado desarrollar formas y valores que han permitido la subsistencia de la humanidad, aún en las peores condiciones. Además de reconocer la diversidad y aprender a respetar y valorar al otro.En segundo lugar, y no menos importante, hacia adentro, cada encuentro devela vivencias y sentimientos propios, te permite conocerte más, cuestionar las actitudes que tomamos ante la vida, ante lo malo, lo difícil o desagradable, y ante lo bueno, lo bello y lo sensible, a ambas caras de una misma moneda que es la vida, y que probablemente sea la más grande riqueza que podamos llegar a tener.
Y finalmente circular, porque es un continuo encuentro, un descubrimiento infinito, pero a la vez en espiral, porque vas caminando esos mismos caminos cada vez con otros ojos, que llevan un bagaje de experiencias vividas que han cambiado nuestro sentir y nuestro mirar, cada vez tienes más herramientas para caminar hacia lo desconocido, y aunque en ocasiones el miedo o la incertidumbre te paralice, una vez que has empezado a caminar, no puedes ni debes detenerte.
Siento que el voluntariado ha sido una escuela de vida, en la que uno nunca he parado de aprender y ha logrado enseñarme las mas grandes y valiosas lecciones de la existencia, es así que este nuevo año de trabajo en Sigvol, acompañando a jóvenes voluntarios y voluntarias que vienen desde Alemania, y están cargados de motivaciones, sueños y aprendizajes distintos, son una parte importante de esta aventura de conocer y conocerse que espero que nunca termine!
Por Stephany Torres, Acompañante del Programa, storres@sigvol.org
